Los sueños, sueños son

Llevaba meses sin soñar hasta que apareció él. Y yo que creía que le había borrado ya, que no era más que ese error en forma de historia del que solo quedaba aprender. Pero ha aparecido en mis sueños. Y no es que Freud haya venido a visitarme, pero sé lo que esto significa. Quiere decir una cosa muy simple, y es que echo de menos el cariño ese que me daba a su manera, esa forma que tenía de sentarse en la cama a esperarme, esos ojitos que me quitaban la ropa en plena oscuridad y su roce tan suave que definía los límites de mi cordura con los dedos. Significa que la guerra de mi corazón contra lo que queda del suyo no ha acabado, que sigue fundiendo mi hipotálamo, porque le necesito como el aire que respiro, porque si no me derrumbo y no tengo ganas de estar despierta, y no tengo más remedio que dormir y, mira por donde, soñarle.

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