Make me your Aphrodite

No pienso conformarme con ser la cola de la estrella fugaz, un primer capítulo con ganas de más, un simple rayo de sol, unos preliminares sin final. No. No voy a ser aquella chica de aquél bar de aquella noche. No. Ni por la que giras la cabeza al pasar mientras te quedas mirando como se va.
Quiero más. 
Quiero ser la única en la que pienses cuando estás sólo, la única que suba a tu casa y se tire en tu cama, o que te tire a ti, o tú a mí. Quiero quedarme prendada de tu cabeza, ser la espina dorsal que mantiene de pie tus pensamientos, tus ideas, tus piernas. No me quiero quedar con las sonrisas de antes de dormir, las quiero todas. Te quiero a ti, íntegro, tu cuerpo, tu líquido, tu olor y tu pelo, todos tus catorces de febrero, y los dieciséis, y los otros trescientos sesenta y tres atardeceres.
Y tus ojos verdes.
Y quedarme. Quieta. Con-
tigo.

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