Para cuando abras los ojos

Tú y yo podríamos ser cualquiera, pero qué suerte tenemos de ser tú y yo. Sí, tal cual lo lees. La suerte corre como la pólvora dentro de mis venas y va expandiéndose a medida que pasa el tiempo y sigues aquí, no te has ido, no has huido. Perdona si te he mostrado todas mis flaquezas, todos mis puntos débiles. Perdona si hablo cuando tengo que callar y callo cuando debería gritar. Espero que puedas quererme a pesar de ello. A pesar de que lloro con las comedias románticas, de nadar siempre a contracorriente, de estar tan perdida, de encontrarme tanto contigo. De verdad, perdóname si te digo que haría todo por ti, aún sabiendo que quizá tú ni siquiera te vas a dar cuenta. Déjame curarte las resacas de lo viernes, sábados y domingos y recetarte besos con paracetamol, aunque me odies por sobreprotección. Perdóname si sueño demasiado, si pongo la línea tan alta que ni yo misma llego, perdón si me frustro, perdón por pedir siempre perdón. Disculpa si sé cuidarme sola, pero prefiero que me mimes tú.

Comentarios

Entradas populares