Tal vez te acuerdes de mí

Tengo espinas clavadas repartidas por la geografía de las curvas que esconden tus mejillas al hincharse de reír, derrapando en cada cambio de rasante para asegurar la (re)caída. Sabía que te iba a echar de menos desde el final de aquella primavera que me subí a un tren con dirección a olvidarme de tus ojos añil. Pero hay caminos que no llevan a ninguna parte, que dan la vuelta, que se encuentran contigo en cada bifurcación un sábado noche después del tercer cubata, cuando solo quiero llamarte para oír tus palabras, siempre tan acertadas, tan cargadas de electricidad que tienen las chispas aseguradas. Ten cuidado, que nos vamos a quemar.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares