Something to ask,


Dímelo. Dime quién te ha dado permiso para irrumpir así en mi vida. Como un huracán, dejando todo de lado y centrándome en sus efectos. Quién ha querido atacarme de esa manera, nublando mis sentidos. No sé cómo nunca me había dado cuenta de que estabas ahí, hasta que un día tu voz retumbó en mis oídos como el agua que rebota contra los coches en medio de la tormenta. Dejé de tener juicio el día en que miré tus ojos más de tres segundos seguidos y desde entonces me guío por impulsos. Me paso las noches retocando tus caricias en mi cabeza. No olvido el día en que me agarraste fuerte de la cintura y tus labios buscaron los míos con pasión. No. La verdad es que no pienso en otra cosa. Te tengo hasta en la sopa. En el café, en cada coca-cola, en cada soplo de aire, en cada parada de metro, en cada nube imagino la forma de tu sonrisa, cada vez que veo ése lugar recuerdo cuando estabas sentado a mi lado. Estás aunque yo no esté. Y no, no me hace gracia todo esto. Yo sólo intentaba protegerme de él, de eso que llaman amor, para no volver a caer de la nube y pegarme el ostión contra el suelo. Pero la verdad, parece que en vez de aislarlo lo he atraído y he vuelto a caer en esa espiral de noches in dormir, horas sin comer y vivir contigo en la cabeza.

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