I found myself in wonderland

Si de algo estoy segura en este puto lío llamado mundo es que este no es mi sitio. Y yo creía que sí. Creía que debía estar al lado de las personas a las que quiero, a las que admiro o las que respeto, pero resulta que no es así. Creía que estas eran mis costumbres y Valencia era mi ciudad, que lo mío era ser humilde pero nunca llegando a la mediocridad. Creía que aquí, a mi alrededor, estaba la gente que me quería, pero me harté de palos y de incompatibilidad, de enfados y de enésimas segundas oportunidades, me di cuenta que yo no encajaba aquí, ni ahí, ni quizá en ninguna parte. Que yo no sabía lo que era estar sólo hasta que una mañana me miré al espejo y sin más razones me puse a llorar, lanzando un grito al cielo, cayendo sobre mis rodillas y abrazada por la soledad. Y pienso 'voy a decírselo a alguien, voy a descolgar el teléfono y a vaciar mi malestar', pero al final lo pienso y prefiero callar, mejor eso que estropearle a alguien su felicidad. Y así es como aumenta todo esto, con la cara más triste cada día, con esos 'eh, que te pasa?' que me desbordan de alegría, hasta que decido mentir y decir 'nada, cuéntame qué tal te fue el otro día'. Y me vuelvo más y más presa de mí misma y estas circunstancias que me matan, deseando escapar, echar a volar, tener alas. Quiero huir a donde las personas sean reales, donde el amor sea el pan de cada día, donde los abrazos sean gratis a la luz del día. 
Quiero llegar a un lugar donde, sin motivo, me mire al espejo y sonría.

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