Extrañarte un poquito mejor de lo que tú me extrañas

Si pudiera pedirte una cosa, solamente una, tengo muy claro qué te pediría. Mi diosa interior se quejaría y daría pataditas desde dentro, como un bebé, aunque mi pepito grillo quizás estaría orgulloso de mí. Y aunque yo misma me moriría por dentro al no pedirte un beso, o tu cariño incondicional, ya no tengo fuerzas para eso, porque probablemente solo de verte me temblarían las rodillas. Te pediría una explicación. Solo eso y todo eso. Te pediría la respuesta a todos mis por qués, esos que me han quitado el sueño durante tantas noches y han llenado de mariposas o de nubes negras mi estómago, querría que me contaras nuestra historia tal y como la has vivido tú, pero sin ser demasiado cruel, por favor. Seguramente te preguntaría qué viste en mí en aquellos meses fríos, o qué te hizo ilusionarte una, dos o cien veces antes de mí, por qué dejaste de luchar, por qué tienes tanto miedo a esto, a lo que pueda pasar. Me encantaría saber por qué tiraste la toalla tan pronto, y por qué la volviste a agarrar, y por qué tan fuerte. ¿Por qué mentiste? Desde aquel maldito día que me dijiste ‘’te quiero, de verdad’’ yo ya no fui la misma. Y aunque en realidad sé que decías la verdad, no me dejaste entrar en tu mundo para comprenderte y ayudarte a solucionar tus problemas, tus heridas del pasado, preferiste tenerme fuera pero cerca, a un lado. No tengo las facciones más bonitas del mundo, pero te quedabas embelesado mirándolas siempre que podías, siempre que nadie se daba cuenta. Querías mi cuerpo y cuidabas mi alma, por eso no entiendo ya nada. Sobre todo, me gustaría saber qué es lo que me falta, lo que me ha faltado todo este tiempo para ser tu chica, ni más, ni menos. ¿Por qué todo a medias, a escondidas? Dime qué han tenido otras que yo no he sido capaz de mostrarte. Dímelo y al menos así seguiré mi vida más tranquila, aprendiendo de ti como mi mayor virtud y también (aunque no lo admita) el peor de mis errores.