Best dresses were born to be taken off

No sé cuantas ranas voy a tener que besar hasta acertar con la que se convierta en un pistolero que me desarme en cuestión de segundos o un ladrón que me robe la ropa lentamente y poco a poco el corazón. No sé cuánto tiempo pasaré buscando esa media naranja que muchas veces me dijeron que encontraría un día, pero que yo ya creo que lo que voy a encontrar es medio limón, porque escuece como alcohol en las heridas. No sé cuando llegaré al final del camino, cuando pasaré de nivel, cambiaré de pantalla y me darán una medallita dorada, pero no me voy a rendir, lucharé contra todo lo que venga para conseguir un príncipe, sea del color que sea, que a mí me da igual si lleva capa o espada, que lo que quiero es que me quiera como a ninguna. Un tío que me diga que soy la princesa de su reino privado, que los tacones no son más que apariencia, que no me hace falta corona y que estoy mil veces mejor sin vestido. Así lo quiero, con sus imperfecciones perfectas, con sus ojos castaños y su pelo despeinado, su sonrisa sincera, perlada y un corazón fiel y enamorado del mío.

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